Homo homini lupus
Hace algún tiempo llego a mi una carta llamada el triunfo de los inútiles que me encantó y publiqué en mi muro. Ha llegado un momento en el cual, ya… ni me sorprendo de la cantidad de animaladas que estoy viendo que hacen los políticos (en nuestro supuesto nombre), como los banqueros nos roban, etc. Pero que hay de nosotros, ¿somos unos santitos?, yo creo que más bien no, aquí todo el mundo tiene la culpa…
El objeto de formarse no es personal sino tan solo profesional y de está misma manera es entendido. Así el estudio se convierte en una carga que hay que evadir y el autoengaño de la chuleta está a la orden del día. La gente se forma sin querer aprender, solo con la intención de obtener un título.
No solo hay muchos jefes dispuestos a no pagar a sus empleados para salir del bache, sino que hay muchos empleados que estarían dispuestos a no trabajar y que les pagasen, la motivación laboral es mínima. Para que el país sea productivo se ha de cumplir tanto que los jefes paguen como que los empleados no se escaqueen. Si las condiciones son malas no se denuncian o se lucha por unas mejores. El tiempo que requiere eso, es mejor emplearlo en ver el futbol y olvidarse yendo a lo fácil. La principal razón por la que odio el fútbol es porque hace que el espectador se crea que el triunfo es suyo, es como una droga que anula la persecución de los sueños. La gente no busca el triunfar, eso ya se lo da el futbol. Evidentemente no generalizo, solo menciono lo que veo y siento.
Muchísima gente le gustaría que le tocase la lotería para: sentarse en un sofá y no volver a hacer nada en su vida. El triunfo ya se lo da el fútbol, las ordenes la publicidad y la riqueza espiritual ya hace tiempo que se extirpo mediante una educación deficiente.
Muchos de los profesionales se toman su profesión a la ligera y dedican esfuerzo a cualquiera otra cosa, menos a realizarlo bien. Por poner algunos ejemplos:
-Hay infinidad de maestros sin vocación que crean alumnos sin motivación ninguna. En otros lugares he oído del papel elevadísimo que tienen los maestros y de su reputación, maestros tan implicados que ponen en riesgo su propia salud por los alumnos. Aquí el maestro vive feliz pensando que tiene muchas vacaciones.
-Los policías ansían autoridad y no orden, y son subjetivos a la hora de interpretar la ley. Siempre he pensado como alguien tiene la osadía de sentirse tan objetivo como para tener esa responsabilidad sobre sus hombros (tiene que ser muy difícil ver el coche de tu madre o colega mal aparcado y no multarlo), pero al final resulta que el policía busca ese privilegio, no multar a sus conocidos y ser luego duro con los no conocidos. Por no hablar de la cantidad de corrupción y policías consumidores dentro del cuerpo, uso indebido de la violencia, etc.
-Los jueces están al servicio del soborno y dejan a los criminales más ricos, siempre impunes. Los abogados, socios de este engaño llamado justicia solo defenderán a estos mismos ricos, absolutamente ninguno se ofrece de manera gratuita para buscar el reconocimiento personal mandando a la cárcel a uno de estos ultra-criminales, es más importante tener la cartera llena que ese reconocimiento. Así mientras los directivos responsables de de las preferentes siguen por ahí campantes lees titulares como “pareja de ancianos metidos entre rejas por robar en un supermercado.
-Los cientos de funcionarios que piden bajas para escaquearse es un puñal por la espalda al empleo público.
-En general, en cualquier trabajo la gente emplea más esfuerzo en escaquearse y en quejarse que en hacer bien su trabajo y mejorar sus condiciones. Y por supuesto la autocrítica es ciencia ficción.
No es raro encontrar a gente que está dispuesta a trabajar para tener paro, y en el momento en el que tiene paro rechazar trabajos y usarlo como unas vacaciones prolongadas.
Hay gente que ha pedido préstamos para irse de vacaciones, o para otras muchas cosas que no eran de primera necesidad, así como un coche mejor cuando el suyo valía perfectamente.
No se le da importancia cuando alguien va caminando por la calle y tira al suelo un envoltorio plástico de algo al suelo impunemente, en cambio el ecologista y el comprometido con el mundo es a menudo visto como un bicho raro o un pesado.
No nos extrañamos cuando circulando se incumplen la mitad de las normas de tráfico e incluso hay gente que las considera como una orientación. La contaminación acústica de las bocinas de aquellos que más incumplen y protestan es gravemente dañina, tanto psicológicamente como fisiológicamente.
Es más importante, para muchos, conservar la cartera llena que la familia unida y a veces no hace falta ni un apuro económico, simplemente un pequeño roce y unas grandes ganas de no solucionarlo.
Ya forma parte de nosotros, el prescindir de una factura de manera impune cuando es necesaria.
Ya es normal quedar con alguien y que: sí es formal; aparezca a la media hora o a la media hora avise de que no puede venir, y sí no lo es; no solo no aparece sino que no avisa. Ya parece incluso que si llega 10 minutos más tarde es ser bastante puntual.
Una regla fundamental es que por lo general nos defendemos de la gente que obra mal, obrando mal también. No vale como lucha un: “mira ese, ha hecho esto mal, lo voy a hacer yo bien, sino entre todos nos cargaremos esto” solo vale un: “mira ese, ha hecho esto mal, pues ahora yo también lo haré mal porque no soy tonto”.
Los políticos y los banqueros solo son un reflejo de lo que somos y lo que nos pasa cuando nos dan poder, y el país y el mundo que tenemos es el que nos merecemos, no nos olvidemos de eso, por favor.